El proyecto minero Mirador, ubicado en la parroquia de Tundayme, provincia de Zamora Chinchipe, Ecuador, es la primera mina metálica a gran escala del país. Operado por la empresa china Ecuacorriente S.A. (ECSA), subsidiaria de CRCC-Tongguan Investment Co. Ltd., este yacimiento se dedica principalmente a la extracción de cobre a cielo abierto.
El contrato de explotación fue firmado en marzo de 2012, durante el gobierno de Rafael Correa, permitiendo la extracción de cobre y otros minerales por 25 años, con posibilidad de renovación. Las operaciones comenzaron en julio de 2019, con una planta capaz de procesar hasta 60,000 toneladas diarias de material, cifra que se espera más que duplicar para 2025, alcanzando las 140,000 toneladas diarias.
La mina se encuentra en las laderas de la Cordillera del Cóndor, una región compartida entre Ecuador y Perú que es reconocida mundialmente por su biodiversidad. Este ecosistema único alberga 16 tipos de hábitats, más de 600 especies de aves y 4,000 de plantas vasculares, muchas de ellas aún desconocidas para la ciencia. Además, la cordillera juega un papel crucial en la regulación hídrica, con 227 nacimientos de agua y cinco ríos principales que alimentan la cuenca amazónica.
Sin embargo, el impacto ambiental de Mirador es alarmante. La minería a cielo abierto ha destruido grandes áreas de bosque húmedo tropical primario, mientras que las gigantescas relaveras –estructuras diseñadas para almacenar desechos tóxicos– presentan un riesgo extremo. La presa Tundayme, cuya altura será de 320 metros, se convertirá en la más alta del mundo, aumentando la posibilidad de fallas debido a la alta sismicidad, lluvias intensas y deslizamientos de tierra en la zona.
Además, el drenaje ácido de mina, causado por la oxidación de minerales expuestos, ya está contaminando ríos clave como el Quimi, Zamora y Santiago, fundamentales para las comunidades aguas abajo. El desvío del río Tundayme para construir las relaveras también ha provocado inundaciones recurrentes que afectan gravemente a los habitantes locales.
Las comunidades Shuar, cuyo territorio ancestral abarca la Cordillera del Cóndor, han sido particularmente vulnerables. Más de 100,000 personas de la nacionalidad Shuar enfrentan desplazamientos forzosos, la pérdida de tierras sagradas y la contaminación de sus fuentes de agua, amenazando su cultura y sustento.
A pesar de los compromisos iniciales, no existe un plan de cierre adecuado para la mina, lo que aumenta los riesgos ambientales incluso después de que cesen las operaciones. El proyecto Mirador, presentado como un símbolo de desarrollo, está dejando un legado a perpetuidad de devastación ambiental y social en una de las regiones más biodiversas y culturalmente significativas de Ecuador, y una de las más importantes fuentes hídricas que alimentan la cuenca del amazonas.
























Foto reportaje: Iván Castaneira