El 12 de octubre del 2013, alrededor de 300 mujeres amazónicas de siete nacionalidades indígenas iniciaron una marcha de 219 kilómetros a la capital de la república en Ecuador, para pedir al gobierno ecuatoriano que no incluya sus territorios ancestrales en las agresivas políticas petroleras y mineras. Varios días después las mujeres llegaron a Quito cargando sus bebés, las caras pintadas con tintes naturales, hermosos diseños y símbolos, con la misma determinación y la elegancia con la que ellas partieron. Mientras que las mujeres siempre han desempeñado un papel activo en una serie de marchas históricas que impulsaban la lucha por los derechos indígenas en el Ecuador, esta fue la primera marcha organizada y liderada por mujeres.
Como dadoras de vida, las mujeres de la Amazonía han sentido la responsabilidad de liderar la lucha contra la extracción de petróleo y la destrucción inminente de la Pachamama, o la vida que da la madre tierra. Aunque la opinión pública ecuatoriana abrumadoramente elogió la valentía de las mujeres que marcharon, el presidente Rafael Correa se negó a reunirse con ellas.
El 28 de noviembre, una delegación más pequeña de las mujeres llegó a Quito para protestar pacíficamente durante la XI Ronda de Licitación Petrolera, una subasta de seis millones de hectáreas de tierras ancestrales indígenas para la explotación de petróleo. La manifestación, sin embargo, se tornó tensa cuando los ejecutivos petroleros y la policía salieron, los manifestantes les increparon acusándolos de ser cómplices de etnocidio. Correa aprovechó esta situación para encasillar públicamente a todas las manifestantes indígenas y las ONG´s que los apoyaban como violentos, posteriormente cerró la Fundación Pachamama, una de las ONG ambientales con mayor reputación en el país y acusó a 10 líderes indígenas que actualmente enfrentan cargos por terrorismo.
«Las Últimas Amazonas» es una pieza continua que tiene como objetivo documentar la lucha de las mujeres indígenas que defienden la Amazonía ecuatoriana de la explotación petrolera, a través de una serie de imágenes que combinan el retrato con sus testimonios escritos y expresiones artísticas. Las palabras escritas en las imágenes son auto-reflexiones de la vida de las mujeres, de su cultura, su historia, sus tradiciones, y sus razones para oponerse a la extracción de petróleo en sus tierras ancestrales. Las huellas alrededor de los retratos utilizan los mismos tintes naturales con los que ellas luchan.